.- En primer lugar hay que entrenar esta flexibilidad, sobre todo por un motivo: normalmente, en las producciones y en las escuelas a los actores les enseñan a concentrarse en el personaje y transitar "orgánicamente" a través de él por toda la obra. Aquí afirmamos este supuesto, pero también afirmamos algo más: el actor debe poder romper una imagen (al margen del personaje) y crear otra. Esto conlleva dificultades o tendencias incorrectas:
.- El actor/actriz tiende a llevarse consigo la emoción anterior
.- El actor/actriz tiende diluir los dos espacios, tiende a IGUALAR.
.- El actor/actriz tiende al "cortocircuito". Es decir a perderse y no hacerse dueño de la acción.
Desde el punto de vista de la dirección conlleva otras dificultades o tendencias incorrectas.
.- Dar por hecho que el público sigue tu imaginario.
.- Por el contrario, dar demasiada información.
Estos dos contrarios están continuamente en mi cabeza y ajustarlos requiere tiempo, calma y una buena mirada.
Cada vez se vislumbran más las 3 dimensiones que estamos creando en este laboratorio. Apostamos por vivir con los espectadores 3 mundos un un solo espacio teatral. ¿Cómo lo conseguiremos?
ResponderEliminarHoy empezamos a acercarnos a la fórmula. No viene de ningún proceso "psicologista", el cuerpo pasa de un espacio a otro en "estado de alerta" y sin darnos cuenta empezamos a teletranportarnos de un lugar a otro.
Cómo siempre se trata de "jugar en serio".
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El reto es amplio e interesantísimo. ¿Cómo a través de la acción física y la actitud del cuerpo se le da el valor preciso y pertinente a la palabra? ¿Cómo crear un mundo imaginario con los ojos cerrados y el cuerpo inmóvil y rígido? ¿Cómo estímulos sonoros te llevan a la necesidad vital de imaginar un mundo lúdico alternativo? ¿Como construir este espacio fantástico sin que se rompa? La ilusión es muy frágil pero también es enorme. En la contundencia de la acción, buscaremos la solución.
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